DE FRAUDES Y ELECCIONES

Paraguay:

Aunque sólo participé de una parte de la jornada electoral el 20 de abril de 2008 en una Escuela Pública de la importante ciudad de Luque, puedo transmitir la conclusión de que se vivió una elección manchada por el fraude.

Lo que vimos y lo que conversamos con unos y otros

Personalmente, puedo decir que es incompatible el voto a la vista de todos con la real democracia y la privacidad de la elección por parte del votante. En toda la escuela había unos cuarenta circuitos y los "cuartos secretos" eran, aproximadamente, la mitad. Entraban simultáneamente -y conversaban entre ellos-, dos ciudadanos de diferentes circuitos, ante la atenta mirada de quien quisiera pararse en la puerta. Y así lo hizo, durante una buena parte de la mañana y la tarde, un delegado del Partido Colorado (en el gobierno).

Provocadores claramente identificados (con camisas rojas, pertenecientes al Partido de gobierno) comenzaron un tumulto contra una Presidenta de Mesa que, obviamente, no quiso dejarse atropellar. En Uruguay, decimos a esta actitud "no se dejó llevar a los ponchazos".

En el patio de la Escuela, una motoneta roja, con un 1 blanco de más de treinta centímetros de altura y el ancho acorde, "invitaba" a votar por la lista de Blanca Ovelar, candidata oficialista.

El voto no se deposita en urnas selladas y lacradas. El recipiente son enormes bolsas de nylon transparentes que cuelgan de la mesa de votación. Eso no puede considerarse fraude, propiamente dicho. Sin embargo, si se pretende defender el secreto del voto, en próximas instancias electorales, la Justicia Electoral paraguaya deberá pensar en modificar el sistema. Sobre todo si la cola de votantes llega hasta la propia bolsa, que queda con su boca al alcance de la mano de todos y cada uno de los que llegan al primer lugar de la fila.

En una próxima oportunidad, voy a continuar desarrollando el tema. Hablaré del voto calesita, hablaré del documento de identidad vencido -se permitió votar con documentos con fotos de niños. Hablaré de venta de cédulas de identidad, de gente que entró con teléfonos celulares y fotografió dentro del cuarto secreto el momento en que marcaba la hoja de votación (para luego mostrársela a quien le compró su votos); hablaré de la directora de la escuela, recibiendo a cada padre y madre, a cada vecino, vestida impecáblemente de rojo (colorado) y preguntándoles: "Nos vas a votar, ¿verdad?".

A pesar del enorme fraude, incalculable, la candidata del gobierno perdió la elección por un diez por ciento de los votos. ¿Por cuántos votos habría perdido si mejoraran los mecanismos de control?

Fuimos como Observadores imparciales. Con la verdadera intención de apoyar a los paraguayos en su propio proceso. No fuimos a interferir. Esa fue mi consigna del principio al final. Informamos a quien debíamos informar. Personalmente, me mantuve en silencio hasta el cinco de junio. Pero hay razones éticas que me impiden continuar callando algo que nunca fue un secreto: Paraguay necesita un sistema electoral transparente, que dé credibilidad a sus ciudadanos.

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